domingo, 10 de junio de 2012

ENCUENTRO CERCANO DEL TERCER TIPO EN LAS INMEDIACIONES DE SANTA ANA EN CORRIENTES (ARGENTINA) EN MARZO DE 1986

Documentos

Andres Salvador [comp.]


Encuentro del Sr. Rito Melgarejo con dos humanoides en las inmediaciones de la localidad de Santa Ana el 17 de marzo de 1986 según la interpretación del dibujante Carlos Pedrozo (2003) - Archivo Francisco Villagrán.


El siguiente artículo, que presenta el encuentro cercano del tercer tipo del que fuera protagonista el Sr. Rito Melgarejo en las inmediaciones de la localidad de Santa Ana en la Provincia de Corrientes en la República Argentina el lunes 17 de marzo de 1986, fué publicado originalmente en el diario El Litoral de Corrientes, el lunes 24 de marzo de 1986 en página 13, y forma parte de una serie de dos notas firmadas por el Señor Francisco Villagrán, la segunda de las cuales también será reproducida oportunamente  en este blog.

El texto y las imagenes que  originalmente acompañaban al  artículo y que presentamos aquí  fueron cedidas para esta publicación por el Señor Villagrán, a quien expresamos nuestro agradecimiento.


INVESTIGACIÓN ESPECIAL
ENCUENTRO DEL TERCER TIPO EN SANTA ANA

Un extraño Objeto volador descendió en la madrugada del pasado lunes 17, en las inmediaciones de la localidad de Santa Ana, a unos 20 km. de nuestra ciudad, y dejó huellas y el pasto quemado. También descendieron dos tripulantes de características humanoides, que hicieron señas e intentaron comunicarse con él, que se asustó como es de imaginar.

DESCENDIO UN OBJETO VOLADOR QUE DEJO HUELLAS

Texto: Francisco Villagrán
Fotos: Raúl Villalba

La turística localidad de Santa Ana, que hace poco se viera en las primeras planas de los diarios a raíz de los hechos policiales sucedidos en sus inmediaciones, nuevamente se constituye en noticia, pero esta vez por un extraño hecho: el descenso de un Objeto Volador No Identificado (OVNI) que fue observado muy de cerca por un vecino, y que dejó huellas y marcas en el terreno donde se asentó. La tranquilidad proverbial de este pueblo turístico y la sombra de sus añosos árboles, fueron testigos de la investigación que realizó EL LITORAL, para comprobar la veracidad de los hechos relatados.

La Historia

Todo comenzó cuando el pasado viernes se hizo presente en esta redacción la señora Antonia Sosa, vecina de un señor de apellido Melgarejo, que según le había referido vió descender un plato volador, del cual salieron dos tripulantes que le hablaron, a lo que él no respondió, porque se asustó mucho. Un hecho así no puede desperdiciarse, periodísticamente hablando, y nos trasladamos inmediatamente a la tranquila Santa Ana de los Guácaras, para comprobar lo relatado.
El pueblo, situado a unos 20 km. de nuestra capital aproximadamente, con su estilo antiguo y los hermosos paisajes que lo rodean, mostraba toda su tranquilidad y paz cuando iniciamos la búsqueda del principal testigo. Lo ubicamos más allá de un kilometro y medio de la población más o menos. Su casa estaba ubicada en medio de unos frondosos y altos árboles, que le formaban una especie de corral vegetal, creando un clima de frescura y bienestar.
Al principio se mostró un poco reacio a comentar el hecho, pero luego fue tomando lentamente confianza, y se fue “soltando”.
Rito Melgarejo, tal su nombre, un respetable vecino de 42 años, laborioso trabajador de la zona y una pura expresión de la gente de nuestro campo, nos comentó: “Efectivamente, el pasado lunes 17, luego de la mucha lluvia que había caído, yo volvía de jugar a las cartas con unos amigos a eso de las 2 de la madrugada, cuando veo una luz muy potente que me ilumina totalmente, tanto, que puedo ver perfectamente mi sombra reflejada en el piso.
Era un objeto muy luminoso, que se me vino prácticamente encima y se paró sobre el suelo, a unos 10 metros de distancia más o menos. Hacía frio, pero en ese momento se me pasó todo, y luego vi dos seres pequeños, que tendrían la altura de un niño de 6 o 7 años, que salieron rápidamente del aparato. Uno de ellos me hizo unas señas y me habló en un idioma que para mí era incomprensible. No era castellano, hablaba muy rápido. Me hizo con las manos unas señas como de algo en forma de círculo, pero yo le dije que no entendía nada ni quería saber nada, medí media vuelta, y traté de volver a mi casa rápido. Al parecer estos seres volvieron a su aparato y se fueron porque cuando yo me dí vuelta otra vez, ya no estaban ni tampoco su nave, la que se perdió rápidamente en el cielo, hasta hacerse muy chiquita. Yo no lo miré mucho porque tenía un poco de temor, de que me lleven y después no me traigan más. Tenían una especie de uniforme negro ajustado al cuerpo, y eran como nosotros, los seres humanos, nada más que chiquititos. Yo le calculo que tendrían un metro a un metro 10 más o menos. Bajaron de golpe en el agua, por qué había llovido mucho. Después de eso, anduve unas horas perdido en el campo, porque me desorienté y no pude ubicar cómo volver. Me quedó un fuerte dolor de cabeza que hasta ahora no me pasa, y si sigo así, voy a tener que ir a un médico para que me cure”.
Este es, a grandes rasgos, el relato de este testigo de un contacto del tercer tipo, en el cual hubo un intento de comunicación por parte de estos extraños seres, que no es la primera vez que nos visitan, ya que tuvimos ocasión de investigar en el interior de nuestra provincia, otros casos muy similares, que dejaron huellas y rastros de que “algo” bajó, dejando su “tarjeta de visita”.

“Unos seres similares a este son los que vio el testigo Rito Melgarejo, el pasado lunes 17 cerca de Santa Ana. De baja estatura, solo difiere en que tenían algo de cabello al parecer crespo.” [Villagrán, 1986: 13]  – Dibujo Archivo Francisco Villagrán.


En el lugar de los hechos

La mejor manera de comprobar si una cosa es cierta, siempre es ir al lugar y ver las cosas “in situ” como se estila decir. El propio señor Melgarejo nos llevó al lugar donde había sido testigo de este extraordinario episodio. Lo primero que notamos es que el pasto estaba quemado en un sector de aproximadamente unos 6 metros de largo por 4 de ancho, lo que daría una idea aproximada del tamaño de la nave que descendió. A su alrededor, el pasto estaba totalmente verde y crecía vigorosamente, pero en esa zona, tanto pasto como arbustos y plantas pequeñas, estaban totalmente secos y amarillentos, en notorio contraste con el resto de la vegetación de la zona.
Primero descubrimos una huella profunda, de unos 10 centímetros, en forma sesgada, y unos 6 cm. de diámetro, luego otra y otra más, las tres casi en línea.
Basándonos en nuestra experiencia de este tipo de huellas, dedujimos que hacia atrás, por lógica, debía haber una o más huellas que sostengan el aparato por su parte media. Y efectivamente allí la encontramos, en la parte media de los pastos quemados. Y tenía las mismas características de las otras tres, aunque era un poco más profunda y ancha. Entre estas huellas grandes, descubrimos luego, otras cuatro más pequeñas, que tendrían unos dos centímetros de profundidad y parecían haber sido impresas por algo que se posó allí.
Lo extraño del caso, es que aún habiendo mucha agua, este objeto quemó los pastos y arbustos, lo cual demuestra que debió haber tenido una altísima temperatura (se calcula que alrededor de unos 1800 grados centígrados, según casos similares).

“Grafico Explicativo del lugar escenario del descenso de un extraño objeto. El testigo vive a un kilometro y medio pasando Santa Ana, luego de lo cual debimos internarnos unos 300 metros hasta la casa del testigo Melgarejo y desde allí unos 1.000 metros hasta el lugar del encuentro.” [Villagrán, 1986: 13]  – Dibujo Archivo Francisco Villagrán.

El caso de la anguila

Pero lo más extraño de todo esto, es que se encontró casi en medio de los pastos quemados, una anguila de unos 30 cm. de largo que debió haber sido aplastada por el raro artefacto, cuando se posó y se convierte en esta forma en una “víctima” de este aterrizaje.
Pero si tenemos en cuenta que el hecho sucedió el pasado día lunes, ya hace casi una semana, el animal ya tendría que estar podrido por efectos de la descomposición natural de todo organismo viviente. No ocurrió así, y a pesar de los efectos de los rayos del sol estaba como disecado, o como si fuera de plástico, duro, pero sin ningún signo de descomposición ni de olor. Quizás esto resulte lo más llamativo y extraño de esto, lo cual corrobora de alguna manera lo expresado por el testigo Rito Melgarejo.
No es dable suponer que el testigo fraguó el caso, porque las huellas están de una forma que coinciden plenamente con otros casos investigados en esta zona y en todo el mundo. Por otra parte el nivel cultural del testigo, no lo capacita para explicar el hecho como lo hizo, y que se ajusta perfectamente a casos de descensos y avistajes debidamente comprobados y estudiados.

“Melgarejo en el centro del pasto quemado y achicharrado, signo inequívoco de intenso calor. Sus familiares marcan el lugar donde están las huellas más grandes” [Villagrán, 1986: 13]  – Foto Archivo Francisco Villagrán. 

La opinión de un vecino

Don Felipe Sosa, vecino del Melgarejo, de 69 años de edad, corrobora todo lo que manifiesta su amigo, y acota que “al principio cuando me contó, me costó, creerle, pero ante su insistencia, fui al lugar y puede ver que todo el pasto estaba quemado y esa zona limpia, como si la hubieran arado o algo por el estilo. Yo le creo en todo, aparte no es la primera vez que se observan luces evolucionando en esta zona. Ya desde tiempo ocurre. Yo creo en estas cosas. Y si alguien no lo cree, que venga a mirar estas marcas y se podrá sacar la duda de encima”.
Un caso más de un “Encuentro Cercano del Tercer Tipo” que tiene todos los ingredientes necesarios como para creer seriamente que “algo” en efecto aterrizó en esa zona despoblada de Santa Ana. Las marcas en el suelo no admiten discusión. En este caso todo coincide, el relato del testigo, los testimonios de sus familiares, el pasto quemado, la anguila muerta y extrañamente disecada, las marcas simétricas del objeto, el testimonio del vecino, y el persistente dolor de cabeza que aún hoy afecta al testigo Rito Melgarejo.
De acuerdo con su descripción, los seres bajos que el observó se ajusta a la tipología 1 y son justamente los que más a menudo aparecen sobre nuestro planeta.

“...  luego lo relataron para El Litoral.”  [Villagrán, 1986: 13] En la foto Villagrán en el momento de entrevistar a Rito Melgarejo y al vecino Felipe Sosa – Foto Archivo Francisco Villagrán.

Apéndice Fotográfico

Las siguientes son fotografías tomadas en la misma oportunidad que las que acompañan el artículo del diario pero no fueron publicadas.


Foto Archivo Francisco Villagrán




Foto Archivo Francisco Villagrán



Bibliografía

Villagrán, Francisco    1986: 
Encuentro del Tercer Tipo en Santa Ana.
en El Litoral, Corrientes, lunes 24  de marzo de 1986, p.13.